Texto sobre los Santos Inocentes y las bromas en prensa
Artículo Diario de Ávila 28-XII-2019
Artículo de Prensa con motivo del día de los Santos Inocentes.
Dicen que hemos convertido la Navidad en un dispendio consumista y carente de sentido. Que es una fiesta, sí, pero que no deja de ser la conmemoración del nacimiento de Jesús de Nazaret, figura central del Catolicismo.
Lo cierto es que, como un ritual, parece que se han fijado hitos inamovibles e inasequibles al desaliento, cuyo desarrollo arrancamos con el Puente de la Constitución, tras lo que enlazamos cenas de empresa con comidas de amigos, la Lotería, el amigo invisible, los regalos de los niños, el Papá Noel, las uvas, los Reyes Magos… la devolución de la corbata que no nos gusta y hasta el ventolín, por aquello de que llegamos asfixiados a encarar el Tourmalet que para más de uno es la cuesta de enero.
Ah, y esos anuncios de colonias en la televisión en la que hablan unos tipos esculturales, pero muy desganados…
Además, en mitad de tanta rutina cada vez más esquiva con la tradición, nos topamos con otro momento especial que curiosamente se celebra hoy y tiene un origen singular…
El día de los Santos Inocentes no iba al principio de coñas marineras, no. Iba de otra cosa: concretamente, los santos y también los inocentes eran todos los niños menores de dos años nacidos en Belén. El rey Herodes ordenó aniquilarlos con el objetivo de acabar con Jesús de Nazaret.
Años más tarde, durante la Edad Media, esa época tan denostada en la Historia pero que arrojó más de una enseñanza, se impulsó la fiesta de los locos y de aquellos polvos, estos lodos.
La mezcolanza permitió que hoy los bromistas estén al acecho bajo una onomástica que es la de los Santos Inocentes.
Y alguno sigue quedando… No así entre los medios de comunicación.
¿Qué ha pasado? La cuestión es que, como de tradiciones estamos hablando, se echa en falta aquella de publicar noticias de broma que durante tantísimo tiempo poblaba hojas de periódico, boletines informativos en radio o crónicas televisivas. No, no es porque los b vivan un mal momento -algo que, como el levantamiento del peaje de la autopista a Madrid, se lleva escuchando desde tiempos inmemoriales-, sino porque antaño sí promovíamos fake news -manipuladas a conciencia- en ese día en especial para engañar al público y que la redacción y quienes accedían a los contenidos pasaran un buen rato-. ¡Y vaya si lo pasábamos!
Los bromistas, por una jornada, éramos los periodistas, que ya aguantamos bastantes bromas pesadas a lo largo de todo el año.
Sin ir más lejos, se llegó a publicar en una ocasión que Ávila contaría con un aeropuerto para sí, por ejemplo. Obviamente, antes de que la bola se hiciera muy gorda, llegaba la aclaración pertinente.
Pero en esto de poner coto al regocijo y la alegría, como en tantas otras cosas, nos hemos pasado de frenada. La deontología profesional, el rigor periodístico… Todo eso debería ser como aquello que plantea el refrán con el que nos acordamos de la mujer del César. Y creo que, en el global, lo es.
Recuerdo que, por entonces, también había lectores, escuchantes o televidentes que reclamaban las bromas, y hasta proponían algunas. Disfrutaban con el chiste del momento.
En muchos aspectos, como digo, nos pasamos de puristas, sobretodo porque la vida viene siendo otra cosa. Aunque, teniendo en cuenta el momento en que vivimos, es casi mejor que cada loco esté con su tema. Ya me entienden.
Artículo en el Diario de Ávila del 28 de diciembre de 2019 sobre la festividad de los Santos Inocentes y su incidencia en la labor periodística durante años.