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¿Por qué se ha puesto de moda el término «migrante»?

¿Cuál es el significado de la palabra migrante?

¿Por qué se ha puesto de moda, cuando toda la vida hemos hablado de inmigrantes y emigrantes?

Abordamos, para estrenar esta sección, por qué se ha puesto de moda el término migrante.

Por si a alguien le cabe alguna duda, nuestros políticos, a los que, desde mi formación como politólogo, siempre defiendo, a pesar de los pesares, sí tienen mucha culpa en aquello que Amando de Miguel tildó como La perversión del lenguaje.

Ellos, en muchas ocasiones, manejan a su antojo las palabras, cuando la inmensa mayoría de la población obvia algo que, al menos para un servidor, resulta obvio: la palabra es un arma poderosísima. Y, como me decía mi maestro Jesús Fonseca, el sentido de una frase es el que le dan las palabras. Ni más, ni menos.

Por todo ello, y porque, como resulta evidente, nuestros políticos tienen a su servicio medios a los que no accede el común de la población, hoy quería desgranar una cuestión que, a buen seguro, a más de uno habrá resultado al menos curiosa en los últimos tiempos. A otros, les habrá rechinado. Si bien, en Chemartaco, vamos a tratar de dar respuesta a cuestiones como ésta. Preguntas que tienen respuesta.

¿Por que usamos ahora migrante?

Recupero las palabras de uno de los escritores más conocidos de nuestro país, pero no en esa condición suya, sino en la de académico de la RAE. Hablo del murciano Arturo Pérez-Reverte, quien publicaba en Twitter un texto para aclara el uso del término migrante. Pero también para explicar el sentido de aquellas otras dos palabras que nos han acompañado tanto tiempo: hablo, claro está de emigrante e inmigrante.

El periodista y escritor, quien ocupa el sillón T de la Academia desde el 12 de junio de 2003, lo explica de manera clara aquí:

¿Qué diferencias hay entre migrante, emigrante e inmigrante?

Esto es lo que decía el ideólogo del Capitán Alatriste: «Respondiendo a numerosas consultas sobre lo que dicen teles y diarios: escribo migrante para persona, animal o vegetal que deja su lugar habitual y se instala en otro (migraciones, migrar).

Para quien llega a algún sitio, inmigrante.

Para quien se va de algún sitio, emigrante.

Lo que significa que quienes vienen a Europa son, en efecto, migrantes. Para más exactitud, son emigrantes de sus países e inmigrantes aquí».

Va más allá el autor de El maestro de Esgrima:

«Ninguno de los tres términos puede entenderse nunca como peyorativo. Por otra parte, emigrante, inmigrante o migrante no son sinónimos de refugiado. Sólo es refugiado la persona que huyendo de una guerra o una persecución política busca refugio o asilo fuera de su país».

Ese último matiz, el de que un migrante no es refugiado por arte de birlibirloque, es, a mi modesto entender, especialmente relevante.

Dos niños juegan con una especie de tirolina ante una valla

¿Por qué se ha puesto de moda ese término?

El incremento en eso que desde hace tiempo también pasó a denominarse «presión migratoria» tiene mucho que ver. De hecho, existen muchísimos intereses detrás de las migraciones de seres humanos. Por parte de las famosas mafias que tejen estructuras para canalizar, a través de colosales sumas económicas, desembarcos en países desarrollados sin ninguna garantía y que, en las más de las veces, no se completan. Pero también por parte de los Estados -los ricos y los menos ricos-, que tratan de abordar a partir de pasos diplomáticos y otras artimañas soluciones que frenen estos procesos.

El fenómeno va in crescendo, si hacemos caso a la ONU, que aportaba estos datos, referidos a 2017:

El número de migrantes internacionales (personas que residen en un país distinto al de su país de nacimiento) alcanzó los 258 millones en todo el mundo, frente a los 244 millones de 2015. Las mujeres migrantes constituyeron el 48% de estos. Asimismo, se estima que hay 36,1 millones de niños migrantes, 4,4 millones de estudiantes internacionales y 150,3 millones de trabajadores migrantes. Aproximadamente, Asia acoge el 31% de la población de migrantes internacionales, Europa el 30%, las Américas acogen el 26%, África el 10% y Oceanía, el 3% 

Naciones Unidas

Esos datos, por cierto, fueron extraídos del Portal Global de Datos Migratorios.

Bola del mundo. Al Sur, los países pobres. Al Norte, los que resultan un polo de atracción para muchos habitantes de aquellas zonas

Si tienes especial interés en el tema, te dejamos por aquí este enlace al Glosario Internacional de la Migración de la Organización Internacional para la Migración (IOM), con sede en Suiza. Allí encontrarás muchos más términos sobre este asunto.

Una última reflexión

En un mundo en el que seguimos olvidando -ignorando más bien- guerras endémicas que perduran en el tiempo pero que parecen inexistentes porque no hay intereses claros para Occidente, tendemos a encarar un camino de guerras por algo tan esencial como el agua. Como lo oyes. Lo contaba en su día, en La Gran Mentira, José Antonio Vera.

Lo lamentable es que situaciones como las crisis migratorias que van a derivar en el levantamiento de un muro en la frontera de Estados Unidos con México, o lo acaecido en los veranos de 2018 y 2019 en el Mediterráneo, agravado por la situación vivida en el barco de la oenegé española Open Arms, en agosto de 2019, tenga un hecho circunstancial evidente: la caída de noticias en ciertos momentos del año permite que esta realidad tenga mayor presencia en los medios de comunicación de masas.

Infografía de Open Arms sobre su labor humanitaria
Infografía de Open Arms sobre su labor humanitaria

El resto del año, aunque siguen llegando inmigrantes a nuestras costas -y a las de otras zonas del globo-, se da menos cobertura a estas situaciones, porque la pulsión informativa está en otros lugares (habitualmente más cercanos y resguardados). Salvo que haya algún tipo de conflicto más allá de lo cotidiano.

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